¿Cuanto más pequeño el caballo miniatura, mejor?
No. La calidad de un caballo miniatura no viene dada por su pequeño tamaño sino por su calidad morfológica. Ante todo un caballo miniatura debe presentar proporciones armoniosas, propias de un caballo grande y no de un poni. Cuanto más pequeño es el caballo miniatura, más difícil es que mantenga excelentes proporciones, ya que en general a menor alzada las extremidades se acortan con respecto al cuerpo, además de que es más frecuente que aparezcan defectos de aplomos y que los movimientos pierdan amplitud. No es por casualidad que en los concursos morfológicos internacionales, la mayoría de los caballos ganadores tienen una alzada por encima de los 80 cm a la cruz.
Criar caballos miniatura basándose principalmente en una selección del menor tamaño posible es algo que se hizo en el pasado, pero que ahora afortunadamente ya ninguna yeguada seria y ética hace. Esto es debido a que la cría en búsqueda de la selección de un carácter extremo, como sería en este caso un tamaño extra pequeño, conlleva toda una serie de complicaciones. En concreto: aparición de defectos genéticos sobre todo casos de enanismo, aumento de defectos estructurales como malas mordidas y malos aplomos, marcada disminución en la calidad del movimiento en los tres aires, aumento de problemas digestivos y respiratorios, y aumento muy notable de la tasa de distocias (partos difíciles) causando sufrimiento e incluso muerte de potrillos y yeguas. Para evitar los problemas mencionados, se suele considerar que yeguas de cría deberían tener una alzada mínima de 75 cm a la cruz, prefiriéndose en general que midan sobre 80 cm.
En resumen: la cría ética y responsable del caballo miniatura debe enfocarse en conseguir caballos morfológicamente equilibrados y proporcionados, característica imprescindible para que puedan ser caballos sanos, longevos y también funcionales. Por lo tanto, en base a criterios éticos de bienestar animal, la cría extrema debe ser rotundamente rechazada.